Obra ganadora del tercer certamen de microrrelatos "El Brocense"

Anochecer

Quería pensar que deambulaba, que caminaba sin propósito. Al fin y al cabo, sólo percibía humo y olor a vino rancio por las calles; pero es difícil soñar con la nada, vagabundos y simples miserables esperaban inmóviles en cada esquina. Casi chocó con el bar, un antro frío y violento, que ya desde fuera le auguraba sensación de angustia. Sabía lo que podía esperar: sillas desvencijadas, mesas medio caídas, rubias artificiales y fantasmas sin conciencia. Y, sin embargo, entraba por casualidad, por descuido. Se sentó en un taburete y pidió un whisky; encendió un cigarrillo. Recordaba noches confusas. Él había nacido por ahí, en la ciudad, mientras en pantallas sucias, cercanas, Keaton perseguía una locomotora y Charlot burlaba a un comisario. Sus padres fueron pobres, podía jurarlo. Los vecinos fueron pobres. Ahora todos estaban muertos. Tal vez presintiera entonces que jamás conseguiría guardar nada que valiera la pena. Quizá por eso había ido. No se, ¿qué importancia tendría? Vislumbró al fondo, saliendo por una puerta, a un gángster con dos chicas a cada lado; el tipo al que buscaba. Era un traidor, un borracho, un ladrón de indefensos perdedores… Su primer encargo. Philip Marlowe meditaba al mismo tiempo que encendía otro cigarrillo. Pagaría la cuenta, se marcharía; acaso debiera despedirse, ¿o no? Cuentan los franceses que decir adiós es morir un poco. Claro, como si él sirviera para algo más.

Mario Sánchez Talamillo

Comentarios

  1. Quisiera dar la enhorabuena a Mario Sánchez, le conozco y se que es un tipo extraordinario, simpático y muy inteligente. En su obra "Anochecer" demuestra una gran capacidad para, con pocas palabras, describir sentimientos y situaciones complejas; además de hacer referencia a Buster Keaton y Chaplin, homenajea a la novela y al cine negro. ¡Felicidades!

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