Crónica de las IV JORNADAS DE BIBLIOTECAS ESCOLARES EN MÉRIDA (13 y 14 de mayo)

El equipo organizador del congreso, a cargo de Casildo Macías, realizó un trabajo espléndido. No es fácil, lo sabemos y se comentó en los pasillos, reunir un plantel de primera línea, un florido pensil como el que encontramos en Mérida. Casildo Macías está atento para traer aquellos ponentes que presentan propuestas novedosas y que saben motivarnos a los profesores. Debe contar con la ayuda de las musas (con seguridad cuenta con la ayuda de Terpsícore, al menos)

Malas fechas éstas para celebraciones y congresos, cuando el fin de curso llama a nuestra puerta y los segundos de bachillerato más parecen una procesión de la Santa Compaña que un grupo de alumnos. A pesar de todo, Carmen Serrano, María José Olivera y Alfonso Pomet se han desplazado a Mérida. Nosotros querríamos ir al completo –o casi- (no toda la “peña” puede disponer del tiempo a su antojo).

Hablamos con pasión de Constanza Mekis, coordinadora nacional de los CRA, (Centros de Recursos para el Aprendizaje) de Chile, que habló de Gabriela Mistral y del genoma lector de los alumnos. Cuando en una persona se combinan la sensibilidad, la sabiduría, la experiencia y ese toque de locura elegante que para cada uno de nosotros desearíamos todos los enseñantes, el resultado es explosivo y magnífico. Inolvidable. Seguiremos sus escritos y la recordaremos en la distancia.

Glòria Durban trabaja los conceptos… y logra traducirlos. Atentos al término “cultura escrita”, que dará mucho juego en el futuro. Habló de corresponsabilidad y de crear oportunidades lectoras. Novedoso nos resultó el término de “bibliotecas híbridas”, en las que se incorpora el soporte digital y buscan la presencia en el nuevo entorno social. Algo así vamos buscando nosotros. Hay mucho esfuerzo y mucha seguridad detrás de cada una de sus afirmaciones.

Daniel Cassany es un cronista del nuevo mundo. Él nos cuenta la realidad 2.0 (¿no hay nombres más apropiados, más generosos?¿no hay poetas?) con el entusiasmo del viajero que mira y comprende. Y nosotros, embobados, nos preguntamos ¿Es Prensky un Bartolomé de las Casas virtual? El profesor Cassany destierra tópicos y suprime prevenciones: no hay pruebas de que la g-Google sea más impaciente, ni de que prefiera los textos breves y sencillos, ni de que atribuya más credibilidad al amigo que a las autoridades.

Guillermo Castán tocó nuestras conciencias con sus planteamientos éticos. En los pasillos alguien comentaba: “Ya sabemos de qué va a hablar Castán” ¿Hay mayor elogio?

Encontramos a José Antonio Camacho, que con la humildad de los inteligentes decía: yo no he venido a contaros nada, yo vengo a aprender.

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