Alfanhuí


El IES Alagón, para celebrar la conmemoración del día del libro, ha organizado una lectura continuada de Alfanhuí, obra de Rafael Sánchez Ferlosio. El Departamento de Lengua ha querido darle a esta lectura un carácter más dinámico, involucrar más al alumno que en una simple lectura de grupo. A lo largo de toda la mañana, durante seis horas, alumnos de Secundaria han ido leyendo capítulos de la citada obra, en el salón de actos del centro, por el que han ido pasando, de forma sucesiva, buena parte de los grupos de la ESO. Durante la semana anterior se habían preparado y distribuido las lecturas en las clases, para motivar al alumnado y hacerles ver la importancia de Ferlosio en la literatura española contemporánea.
 




Alfanhuí, la obra elegida, señala un punto de encuentro entre la realidad y la fantasía y ha servido para mostrar cómo el escritor es capaz en su obra de recrear y transformar literariamente espacios físicos fácilmente reconocibles por los alumnos, dado que, según señalaron los profesores en las respectivas introducciones a las lecturas, Sánchez Ferlosio toma el entorno de la comarca como referente para una buena parte de su construcción literaria.





Aprovechando la celebración, se ha promovido una iniciativa que pretende que la RAE incluya en el diccionario la palabra “alfanhuí” para designar el grito del alcaraván, tal y como se recoge en la obra de Sánchez Ferlosio, premio Cervantes 2004.




Es curioso ver a los alumnos en una lectura pública: contrariamente a lo que uno podía pensar, su actitud fue en todo momento modélica. Mientras fluían las palabras, un silencio concentrado se asentó en la sala. Y no era por la actitud vigilante de los profesores. Quizás la explicación esté más cerca de algo más poético. Los alumnos tenían sus sentidos atrapados por la lectura. El oído por el ronroneo de sus compañeros leyendo; la vista, por la enorme pantalla donde el texto iba pasando; el tacto, por las hojas con sus lecturas personales sobre la obra. No era un simple lectura, estaban imbuidos de ella.




Tan sólo cuando había un cambio de lectores o de capítulo, entonces y sólo entonces, los alumnos se relajaban. Toses, carraspeos, inquietos movimientos en sus sillas, sonrisas cómplices  aparecían para relajar el ambiente. Más parecía un descanso en la ópera o en el teatro que uno en una actividad educativa.








Desde la biblioteca queremos dar las gracias por la implicación total del Departamento de Lengua y al Departamento de Actividades extraescolares por la coordinación.  La experiencia puede y debe de repetirse.


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Comentarios

  1. Cada vez que los profesores tenemos la oportunidad de hacer una actividad de este tipo nos damos cuenta de que la respuesta de los alumnos supera nuestros miedos y prevenciones. ¡Enhorabuena por la iniciativa!

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