El encanto de la literatura
¿ Qué se encerrará en esa pequeña hoja de papel que se le ilumina el rostro?. Las frases de un texto son emociones concretas, no se las lleva el viento como a las palabras. Lo bueno es que podemos leerlas tantas veces como queramos y emocionarnos una y otra vez. Lo malo es que quedan escritas y cuando las relees, a veces -sólo a veces-, te arrepientes de haberlas escrito. Sin embargo, hay una placer insuperable en la lectura de aquellas cosas que escribimos y que nos escriben. Inspiran una mezcla de esto y una pizca de aquello: recuerdos, sensaciones, estados, sentimientos,... Lee y escribe, ya verás. En literatura está permitido hablar de las personas de esa sociedad paralela que, como dicen ahora, tienen “una existencia virtual”. Todo tipo de personajes corren desaforados por sus túneles como nosotros a través de los nuestros. -¿Te has enterado de lo de la mujer de Lázaro, el aguador? -podemos decir-, y lanzar sobre la pobre manceba todos nuestros malos humores, como si estuviésemo